En este segundo domingo de Cuaresma, la liturgia nos invita a
fijar la mirada en Cristo transfigurado. Después de vencer las tentaciones de
Satanás, Jesús se dirige a Jerusalén para cumplir la voluntad del Padre y
entregar su vida por la salvación del mundo. Cristo hoy se manifiesta en el
esplendor de su gloria, de su divinidad, que durante su vida entre nosotros
estaba oculta por su humanidad. "La transfiguración representa una etapa
fugaz de ese itinerario, anticipa su meta y revela a los discípulos la verdadera
identidad del Redentor. El misterio de la Transfiguración nos ofrece también a
nosotros un mensaje de esperanza. Nos invita a encontrar al Señor y nos
alienta, después, bajar
del monte para estar al servicio
de nuestros hermanos con los ojos y el corazón transfigurados."
También les dejo con el vídeo habitual:
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