Con la alegría característica del cristiano les
deseamos a todos un Feliz y Venturoso año 2014 que en este nuevo año nuestra
entrega al Señor crezca cada día más. La liturgia de hoy nos llama a
identificarnos con la sabiduría de Dios, para que nos dejemos ganar por ella,
haciéndonos una invitación a saciarnos de sus frutos, para comprender que la
Iglesia es un proyecto de Dios y a comprender plenamente que por Jesús vino la
gracia, pero una gracia incalculable, y que a través de El tenemos la
revelación de Dios como Nuestro Padre.
En la primera lectura de hoy escucharemos como la
sabiduría en persona canta a sus propias excelencias. Antes de manifestarse a
los hombres, la sabiduría preexistía ya
junto a Dios, se identifica por una parte con la palabra de Dios, presentada en
forma de persona, y por otra como una niebla que cubre la tierra, a la manera
del espíritu que cubra la superficie del caos al comienzo de la creación.
La segunda lectura de hoy, de la carta del Apóstol
San Pablo a los Efesios, inicia con la primera parte del himno que sirve de introducción
a la carta. Como todo himno religioso empieza por Dios. Dios es bendecido por
nosotros, porque previamente Dios había derramado sobre la humanidad, toda suerte de
bendiciones espirituales.
El prólogo del evangelio de Juan es una pieza de
valor único. Como los demás evangelistas lo antepone a su obra para
presentarnos al protagonista de su narración. A diferencia de ellos no se queda
en el Bautista y el bautismo de Jesús, ni en el nacimiento virginal. Él llega
hasta los orígenes. Y estos orígenes se remontan a la eternidad misma de Dios.
En actitud de reverencia nos ponemos de pie para escuchar la proclamación del Santo
Evangelio.
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